cesar2.gifPrólogo: Lo que sigue pretende ser un ensayo sobre uno de los hombres más famosos y discutidos del mundo, estudiado minuciosamente por grandes maestros, tanto como guerrero como estadista y ser humano. No debe tomarse, obviamente, como la obra de un sabio, (hasta pena da decirlo), sino como una obrita que ojalá les interese.  AGR

 

César

                                                                     Ensayo por Américo García Rodríguez

C

ésar, el guerrero invicto “el mayor de los romanos” se retiraba del foro acompañado de sus amigos, cuando le dijeron que Cicerón iba a hablar a favor del perdón de Ligario. “No está por demás oír hablar al mejor abogado de Roma, máxime cuando Ligario está considerado un malvado y enemigo mío”, dijo y se sentó a escuchar al más ilustre, elocuente y famoso orador.

“Comenzó Cicerón su discurso y conforme iba relatando las hazañas de Cayo César - sus actos de valor inauditos, los pueblos que había sojuzgado y sujetado para gloria del pueblo romano-, el rostro de César cambiaba de color, se emocionó vivamente avasallado por la elocuencia del tribuno y permaneció en su curul tenso, palpitante.  

Pero cuando el discurso, ganando en profundidad llegó a relatar lo de Farsalia, los hechos increíbles del héroe y sobre todo su magnanimidad y clemencia hacia los enemigos vencidos, César, el dictador indiscutible, el hombre más poderoso del mundo, se estremeció, se demudó, incluso dejó caer unos memoriales que llevaba en la mano y tembloroso, pálido, absolvió a Ligario bajo esta compulsión”.

(César conocía a todos sus legados y centuriones por su nombre; Cicerón decía - elogiando su memoria y su clemencia- que recordaba todo, menos a sus enemigos)   

Pero César no solo era guerrero, después de Cicerón era el más elocuente orador y un escritor y polemista de mucho mérito. (Después de leer sus “Comentarios a la guerra de las Galias”, Hortensio, el gran gramático y orador forense contemporáneo de ellos, dijo que no veía quien pudiera comparársele)

Físicamente era alto, de piel blanca y ojos negros muy penetrantes (ojos de ave de rapiña, dice Dante), de una resistencia poco común a pesar de su aparente debilidad; soportaba largas caminatas, muchas veces descubierto, resistiendo las inclemencias del tiempo. Montaba a caballo como el mejor, (según algunos escritores, tenía un caballo con las pezuñas escindidas en tres partes, que le permitían andar por terrenos muy abruptos y al que manejaba, alardeando de su habilidad, con las manos cruzadas a la espalda), compartía con sus soldados- que le tenían un apego increíble- jornadas y trabajos durísimos, a veces dormía a la intemperie por darle su lugar a otro compañero más débil o más viejo. Cuando estaba en campaña, siempre se acompañaba de dos (y a veces hasta de seis) escribanos a quienes dictaba memoriales o ensayos sobre gramática y lenguaje; además, pues era un hombre refinado pero no melindroso, llevaba losas con las que pavimentaba su tienda de campaña. (Se sabe que escribió un tratado de Analogía latina, que desgraciadamente se perdió).

Su voluntad indomable se manifestó desde temprana edad, pues se enfrentó a Sila apenas a los diecisiete años, cuando este le ordenó repudiar a Cornelia, su esposa y madre de Julia su única hija, y el se negó teniendo que huir y, enfermo de calenturas, andar a salto de mata. (¿Por qué persigues a César, que es un mozalbete inofensivo? le preguntaron algunos de sus amigos a Sila y este respondió: los equivocados  y ciegos son ustedes, pues no se dan cuenta que en ese joven mal ceñido hay muchos Marios). Su agilidad mental y su memoria eran proverbiales (el día anterior a su muerte, cenando en casa de un amigo surgió la discusión acerca de cuál era la mejor muerte, y el, rápido: la repentina y no esperada, contestó, respuesta con la que todos estuvieron de acuerdo)

Entre sus debilidades más criticadas era el gustar de las joyas caras y de los esclavos jóvenes y guapos, en lo que gastaba sumas considerables y de lo que él mismo se avergonzaba. (Dice Suetonio que invadió a la Gran Bretaña más por conseguir perlas de gran valor, que por conquistarla y ganar gloria). Sin embargo era muy querido de sus esposas y amantes, tanto que la madre de Marco Bruto, Servilia (que siendo él muy joven, fue su amante y a quien regaló una perla valiosísima), estando ya vieja y para complacerlo facilitó, por así decirlo, los amores de César con una de sus hijas (Plutarco dice que César creía que Bruto era su hijo, porque fue concebido por Servilia en lo más tórrido de sus amoríos). Gustaba de vestir bien y en su arreglo personal era muy cuidadoso y esmerado: se depilaba la barba y se arreglaba minuciosamente el cabello para disimular su calvicie, que lo apenaba mucho. Parece que apreció más por motivos estéticos que patrióticos, el decreto del senado que le concedió la corona cívica (que era una diadema de hojas de encina para quien hubiera salvado la vida a un ciudadano bajo peligro grave), pues ocultaba su calvicie.

Sabía desde muy joven, que la república necesitaba de cambios profundos, pues sus instituciones eran ya incapaces de gobernar un país tan vasto y corrompido como era para entonces la república romana. Cuando asumió la dignidad de cónsul, en el año 59 A.C., una de sus primeras medidas fue ordenar la publicación del acta diurna, que debía informar detalladamente de los actos y gastos del gobierno y del senado. (Y ahora nos salen con el derecho a la información).

Cuando asumió la dictadura, ordenó a un grupo de sabios matemáticos y astrónomos (bajo la dirección y responsabilidad de Sosígenes y de él mismo, pues era una de sus funciones como Pontifex maximus) que reformara el calendario, que ya no correspondía por meses, con la realidad astronómica. Esa reforma, llamada Juliana, duró 15 siglos y en algunos países como Rusia, veinte, y era tan aproximada que en 1917 (cuando la revolución rusa) apenas tenía trece días de desfase.

Cicerón, tan ácido en sus comentarios, (siempre que no lo perjudicaran en su hacienda o intereses) dijo cuando alguien le informó que ya iban a salir las pléyades: Sí, según el edicto-refiriéndose burlonamente a la modificación del calendario- Tal como cuando el presidente Zedillo decretó la hora de verano.

Nunca perdió una batalla importante y solo hay noticia de dos descalabros, uno en la Galia, en Gergovia y otro en Dirraquio. Como medio siglo antes lo hiciera su tío, el gran Mario, venció a los germanos y cruzó el Rin construyendo un puente en solo diez días. La descripción de esta obra ha sido estudiada por los modernos ingenieros. Como ingeniero fue innovador genial, ideaba construcciones y herramientas para asediar ciudades, tales como el “torculado” (especie de gato de tornillo) y el “musculum”, que era una estructura en forma de falso túnel a base de vigas, adobes y pieles, que resistía a las catapultas y al aceite hirviente que entonces se usaba para rechazar a los sitiadores. Tenía el proyecto de abrir el estrecho de Corinto y de desecar los pantanos “Pontinos”, obras que apenas en el siglo pasado han sido llevadas a la realidad y que no pudo iniciar porque lo asesinaron. Inició la construcción (pero no la terminó) de un canal navegable de 80 kilómetros de largo, que aliviaría el tránsito de la vía Apia.

Muchos estudiosos y eruditos (entre ellos Gastón Boissier) lo consideran dominado por la ambición de mando y poder, tal que lo llevó a aliarse con gente indeseable e “indecente”, pero otros lo consideran un estadista fundador del estado moderno. Aunque empezó reformas en el gobierno y la administración pública (Lex Julia municipalis y otras que adecuaron su funcionamiento a los requerimientos de aquel enorme imperio) no se sabe ni se sabrá qué tenía en mente para un gobierno democrático y eficiente. 

C O N T I N U A R Á