Hace
unos días tuve una conversación con una persona amiga mía y surgió el tema de
Isabel, el libro de André Gide. Ella no lo había
leído y me pidió que se lo comentara brevemente. La conversación fue por
Messenger y fue muy espontánea. Como no quise olvidarla, la gravé y retocándola
un poco la escribí en primera persona. Hela aquí:
ISABEL
Había leído hace mucho tiempo un libro que se llama ISABEL, lo
escribió un premio Nobel famoso: André Gide.
Lo volví a leer y lo terminé ayer. El protagonista es un hombre
a quien el retrato de una mujer –Isabel - hizo que se enamorara de ella sin
conocerla. Poco después encontró una carta olvidada que Isabel había escrito a
un amante y que nunca llegó a su destinatario. La carta terminaba firmada por
ella, la firma: ISA.
Cuando la leí por primera vez, siendo yo joven, recuerdo que me
causó una impresión perturbadora, pues le historia se envuelve en un ambiente
algo misterioso; además me preguntaba cómo un hombre joven, de unos veinticinco
años, puede enamorarse así, de un retrato tomado hacía 14 años.
(En mi vida, ya demasiado larga, nunca he visto algo
parecido)
La novela es un poco larga y digamos lenta, y aun así, como la
escribe un buen escritor, la trama, que es muy sencilla, la desarrolla con un
algo de "suspense" literario que hace que uno la lea ávidamente:
El joven Gerard Lacase, de 25 años, era un estudiante que estaba
haciendo su tesis de doctorado cuyo tema era completar un catálogo sobre los
sermones de Bossuet. Para ello fue a la casa de un
erudito, el señor Floche, que tenía mucho material
sobre el tema. La casa era una quinta, “El Bieldo”, bastante grande y Floche era de la aristocracia francesa. Describe nuestro
autor la vida diaria de esas gentes, su fineza en el trato, sus vestidos, su
horario algo rígido para las comidas, etc. La quinta se encontraba en Normandía
lejos de París.
La vida monótona de Lacase se ve trastornada por la presencia de
Casimiro, un chico hijo de Isabel, quien es sobrina de Floche.
Pero Casimiro es un muchacho medio contrahecho y discapacitado e Isabel lo
visita muy de vez en cuando, pues no vive en la casa. La curiosidad por saber
algo de Isabel prende en la imaginación de Lacase y cuando ve el retrato, que
un poco distraídamente le muestra Casimiro, su curiosidad se vuelve obsesión:
Se ha enamorado de ella, pues en la foto aparece joven, de expresión soñadora y
muy hermosa.
Durante su estadía en “El Bieldo”, solamente la ve una vez y a
hurtadillas, sigue hermosa pero su apariencia es la de una mujer pobre,
descuidada, y sin la distinción que correspondería a su cuna aristocrática. Sin
embargo él sigue intrigado y enamorado aunque un poco desilusionado.
Lacase regresa a París a proseguir su tesis y algún tiempo
después recibe las esquelas correspondientes a las muertes de los señores La Floche. Se reaviva su interés por tratar a Isabel y hace un
viaje a la quinta. Se encuentra con que se está rematando, pues los Floche quedaron arruinados, en quiebra. Por fin se
encuentra con Isabel, conversa con ella* y la percibe pobre,
descuidada, vulgar, y obligada a vender su cuerpo por la necesidad. Los viejos
criados de la casa, por su comportamiento anterior y de ahora, la culpan de la
ruina familiar.
Aunque ella sigue hermosa, Lacase queda desilusionado por
completo y se aleja triste y apesadumbrado.
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*Lacase la apremia a
que le cuente el episodio de porqué no recibió la carta su amante e Isabel ante
la vehemencia del fogoso joven relata:
“Estaba decidida a fugarme con el Vizconde de Gonfreville ante el rechazo de ese amor por mis padres,
pero en el último momento me arrepentí. La carta la había dejado en la ventana
del cobertizo al fondo del patio, donde usted la encontró y en la que le decía
que lo amaba mucho y que estaba dispuesta a dejar todo e irme con él, pero al
ir a dar el paso crucial, pensé en el dolor que iba a causarles a mis padres y
quizás por mi estado emocional - el de una jovencita embarazada e inexperta -
el miedo al futuro, etc., me hizo dudar; y decidí no hacerlo. Mandé al
criado que usted conoce, Graciano, con la instrucción de evitar que la carta
llegara a poder de él y aquél, malinterpretándome y en un exceso de celo, lo
asesinó. El asunto causó un gran revuelo pero no recuerdo los detalles. Con el
tiempo y a pesar de que yo me fajara excesivamente para evitar que se notara,
el embarazo fue descubierto por mis padres. Me enviaron lejos a que diera a luz
y ellos se encargaron de la crianza de Casimiro, me repudiaron y ahora me
encuentro como usted se ha dado cuenta"
Creo que acerca de la historia no hay mucho más que decir, pero
de la forma en que está escrita, sí. Pero eso es otro asunto.
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No dejo de pensar que esta novela inspiró a Carlos Fuentes para
su “Aura”.
A continuación la conversación original por messenger.
Américo dice:
Había leído hace mucho tiempo un libro que se llama ISABEL, lo
escribió un premio Nobel famoso: André Gide.
Lo volví a leer y lo terminé ayer. El protagonista es un hombre a
quien el retrato de una mujer – Isabel - hizo que se enamorara de ella sin
conocerla. Poco después encontró una carta olvidada que Isabel había escrito a
un amante y que nunca llegó a su destinatario. La carta terminaba firmada por
ella, la firma: ISA.
¿No te parece una coincidencia un poco rara?
îSÅ dice:
sip, aun con la breve redacción se nota que es muy interesante la
historia
Américo dice:
Cuando la leí por primera vez, siendo yo joven, recuerdo que me
causó una impresión perturbadora, pues le historia se envuelve en un ambiente
algo misterioso; además me preguntaba cómo un hombre joven (25 años) puede
enamorarse así, de un retrato tomado hacía 14 años.
îSÅ dice:
¿Será que eso puede pasar????????
Américo dice:
En mi vida, ya demasiado larga, nunca he visto algo parecido.
La novela es un poco larga y digamos lenta, y aun así, como la
escribe un buen escritor, la trama que es muy sencilla, la desarrolla con un
algo de "suspense" literario que hace que uno la lea ávidamente
îSÅ dice:
Si, suena muy interesante, ojalá me pueda escribir sobre eso
Américo dice:
El joven Gerard Lacase, de 25
años, era un estudiante que estaba haciendo su tesis de doctorado cuyo tema era
completar un catálogo sobre los sermones de Bossuet.
Para ello fue a la casa de un erudito, el señor Floche,
que tenía mucho material sobre el tema. La casa era una quinta, “El Bieldo”,
bastante grande y Floche era de la aristocracia
francesa. Describe nuestro autor la vida diaria de esas gentes, su fineza en el
trato, sus vestidos, su horario algo rígido para las comidas, etc. La quinta se
encontraba en Normandía lejos de París.
La vida monótona de Lacase se ve
trastornada por la presencia de Casimiro, un chico hijo de Isabel, quien es
sobrina de Floche. Pero Casimiro es un muchacho medio
contrahecho y discapacitado e Isabel lo visita muy de vez en cuando, pues no
vive en la casa. La curiosidad por saber algo de Isabel prende en la
imaginación de Lacase y cuando ve el retrato, que un poco distraídamente le
muestra Casimiro, su curiosidad se vuelve obsesión: Se ha enamorado de
ella, pues en la foto aparece joven, de expresión soñadora y muy hermosa.
Durante su estadía en “El Bieldo”,
solamente la ve una vez y a hurtadillas, sigue hermosa pero su apariencia es la
de una mujer pobre y sin la distinción que correspondería a su cuna
aristocrática. Sin embargo el sigue intrigado y enamorado aunque un poco
desilusionado.
Lacase regresa a París a proseguir
su tesis y algún tiempo después recibe las esquelas correspondientes a las
muertes de los señores La Floche. Se reaviva su
interés por tratar a Isabel y hace un viaje a la quinta. Se encuentra con que
se está rematando, pues los Floche quedaron
arruinados, en quiebra. Por fin se encuentra con Isabel, conversa con ella y la
percibe pobre vulgar, y obligada a vender su cuerpo por la pobreza. Los viejos
criados de la casa, por su comportamiento anterior y de ahora, la culpan de la
ruina familiar.
Aunque ella sigue hermosa, Lacase
queda desilusionado por completo y se aleja triste y apesadumbrado.
Creo que no hay mucho más que
decir.